Graffiti de Zapoteca Oaxaqueño representa a México en Dubái
Irving Cano el graffitero originario de Oaxaca es el único mexicano que fue invitado a participar en un gran proyecto de rescate en las calles de Dubái. Así, junto a 7 artistas de otras partes del mundo le darán vida a los muros.
El artista de 27 años relata cómo se dio la oportunidad: “hace aproximadamente un año conocí a un grupo de artistas de diferentes países en un festival de muralismo en la Ciudad de México; uno de ellos se quedó sorprendido al ver mi trabajo y más cuando le dije que yo era autodidacta”, a diferencia de ellos, quienes sí cursaron una licenciatura en artes.
Asimismo, “se sorprendieron por la forma de cómo representaba mis raíces en mi obra… mi cultura zapoteca”.
Al final del festival “uno de ellos me dijo que me invitaría al primer proyecto grade que tuviera… eso me entusiasmo. Meses después me enteré que él era una de las personas más buscadas por los artistas para poder ser invitados a proyectos”. Así, la invitación para participar en el proyecto Dubái llegó un día muy especial para el joven muralista: el 25 de marzo, en el cumpleaños de su hijo Armin Cano (4 años), “dos regalos que siempre recordaré”, señaló Cano.
¿En qué consiste el proyecto?
“Consiste en llevar a cabo un mural de 500 metros de largo por 10 metros de ancho en colectivo, con siete artistas de diferentes países, los cuales fuimos elegidos porque en nuestras obras representamos nuestras culturas y costumbres”. Así, en este mural “tendríamos que representar la cultura árabe y proyectarnos de la misma forma como lo hacemos con la nuestra”.
“En Dubái sólo se está pintando un mural gigante, sólo que en este caso basado en su cultura y con unos colores muy contrastantes basados desde el color de la arena del desierto hasta los colores de sus turbantes”, añadió Cano.
Los orígenes de la obra de Irving Cano
El joven de la comunidad zapoteca Santa María Xadani, cerca de Juchitán, se inició en el mundo del graffiti a los 17 años. Cano recuerda que su interés por el graffiti fue “a través de un festival realizado en mi localidad en el cual pude observar a unas personas pintando figuras con aerosol lo cual fue asombroso… claro que sabía que existía el graffiti ilegal, era muy común ver tags (firmas) y bombas pintadas en las calles, pero no algo mas elaborado”.
Irving formó parte de la agrupación Área 971, integrada por graffiteros de Juchitán, la cual con el tiempo se transformó en el Colectivo Chiquitraca, propuesta que busca revalorar a los personajes populares de los pueblos a través del muralismo y el graffiti.
En una publicación periodística local, el muralista mexicano señala que nunca tomó un curso de pintura: “Ya me puse a investigar y en mi familia nadie es artista ni pintor ni músico. Sólo yo salí así. Mi abuelo fue el primer carnicero del pueblo, mi abuela totopera (persona que hace totopos), mis padres ni se diga. De hecho de niño no sabía ni calcar, me desesperaba no poder dibujar a Pokémon… Así a los 17 años retomé el dibujo, ya con el graffiti y hasta el día de hoy no he dejado de dibujar”.
Del graffiti, al muralismo y los lentes
El también egresado de la Licenciatura en Sistemas en la Universidad Tecnológica “Emiliano Zapata” en Cuernavaca, Morelos, trabajó por cinco años en el área administrativa Comex, la cual le patrocinó algunos de sus murales. Así, por las mañanas trabaja en una oficina para ganarse un sueldo y por las tardes pintaba o daba talleres en el Instituto Morelense de la Juventud.
El admirador de los muralistas mexicanos como Jorge González Camarena, Saturnino Herrán, Aurora Reyes, entre otros, señala que su transición del graffiti al muralismo simplemente es una evolución: “realmente creo todo es trascendental, cuando te apasiona algo mucho… con el tiempo vas evolucionando de tal manera que te pide más y con más dificultad”.
Normalmente su equipo de trabajo eran los aerosoles y brochas para murales; sin embargo, en el 2014 comenzó a usar el pincel como herramienta que le permite detallar sus obras.
Cano afirma que las temáticas en tu trabajo artístico sin duda ha sido “mi cultura y su folclor porque al haber estado fuera de mi Estado y región por unos años… me hizo dar cuenta sobre la riqueza inmensa que me cobijaba la cultura zapoteca y de ahí parte mi necesidad de resaltarla”. Así en mis obras “trato de usar la gama de colores populares de México desde ahí estamos hablando de una representación muy simbólica, eso lo fusiono con mi cultura zapoteca en donde también estamos alimentados de destellos de colores fuertes, chillantes, contrastes de colores muy explosivos por todo sus alrededores…”
Las obras del joven muralista y graffitero mexicano Irving Cano pueden ser apreciadas en diferentes estados de la República Mexicana: Morelos, Guanajuato, Puebla, Ciudad de México y Oaxaca.
Finalmente, la obra de los murales migró también a lentes y playeras, inspirados en la iconografía oaxaqueña; gracias a este proyecto su arte ha rebasado fronteras llegado a Venezuela, EEUU, Chile, Ucrania, entre otros.
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Imágenes de Facebook: Irving Cano
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“Tierra de dioses que Nunca Mueren”
2016
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