GUELAGUETZA 2017: Segundo Lunes del Cerro - 05pm
La tarde amenazaba con una fuerte lluvia que después cayó sobre la Ciudad de Oaxaca, pero el corazón de los miles de oaxaqueños no tenia otro objetivo más claro que el de admirar la última función de la Guelaguetza 2017, una ofrenda de cariño y cultura que ha dejado la invitación para vivirse en 2018.
Oaxaca de Juárez, Oax. El segundo Lunes del Cerro marca la octava de los festejos que reúnen la identidad de los pueblos de Oaxaca en un solo escenario, la rotonda de las azucenas, lugar en el que este 24 de julio se ofrecieron las remembranzas de la vida, costumbres y tradiciones de 15 comunidades del estado quienes dieron cierre a la máxima fiesta de los oaxaqueños, la Guelaguetza.
Fue en punto de las 17 horas cuando dio comienzo con la última función de la Guelaguetza 2017; bajo una fuerte lluvia sonó el himno a la Diosa Centéotl con el que se recibió a la representante de la deidad, Srta. Rebeca Ortiz de San Melchor Betaza quien dio la bienvenida a visitantes y oaxaqueños que comenzaron a admirar las expresiones culturales; primeramente se recibió el convite con las chirimías y tamborilleros de los Valles Centrales quienes al ritmo de los sonidos antiquísimos de las mayordomías dieron paso a los carrizos verdes con flores de papel propios de los convites de la Ciudad de Oaxaca.
De la región de la Costa se presentó el fandango de cajón de San Andrés Huaxpaltepec, bellas mujeres ataviadas solo con un posahuanco que narraron los festejos de la mayordomía entre chareos y juegos picaros como el zorro o el chocolate; de la misma región se presentó la comunidad mestiza de Santiago Pinotepa Nacional que con gran alegría ofreció sus sones y chilenas con alguno que otro verso picaresco. La Sierra Sur fue representada por el fandango de Miahuatlán de Porfirio Díaz que con gran gusto ofreció el baile del Palomo Miahuateco y el Guajolote, tradición que se baila en las bodas de esta comunidad.
San Antonino Castillo Velasco de los Valles Centrales presentó por primera vez una de sus tradiciones más famosas, el domingo de ramos, narraciones de la gran tradición en donde el pueblo agradece a San Salvador las cosechas del año y que con fe conducen a la imagen en procesión del panteón al templo católico en donde se festeja en hermandad y al ritmo del Jarabe del Valle. San Melchor Betaza de la Sierra Norte festejó en el escenario los 60 años de la recopilación de los sones y jarabes de Betaza, mismos que fueron bailados con gran alegría y ejecutados con la exquisita banda de música dirigida por el Teniente Coronel José Ventura Gil, recopilador de los sones.
La región del Istmo de Tehuantepec llegó con los sones de Unión Hidalgo, Ranchu Gubiña, quienes ofrecieron los festejos de la Santa Cruz de los Pescadores, fiesta en donde la asociación de pescadores realiza los festejos propios entre velas y procesiones. La Mixteca se presento primeramente con Santo Tomás Ocotepec, poblado artesano que además de mostrar la realización de sus huipiles con lana de borrego, mostró el mágico baile de la aguja, tradición en donde se esconde en el publico una aguja y una mujer, la mejor bailarina, vendada de los ojos se guía de la música de violín para encontrarla.
Por primera vez en las fiestas de Guelaguetza se presentó la delegación de Santa María Zacatepec de la región de la Costa, los tacuates ofrecieron la antigua boda entre niños y el fandango en donde las chilenas indígenas dieron muestra de la cultura de la tierra de nahuales, cerrando su presentación con los diablos y la muerte de su gran carnaval. El misticismo de la Cañada se presentó con los sones mazatecos de Huautla de Jiménez, hombres y mujeres que con gran gusto bailaron tal y como se realiza en sus grandes fiestas. La Danza de la Pluma de Cuilápan de Guerrero llegó a esta función de la Guelaguetza con la impresionante ejecución de los hombres de Oaxaca, pese a que esta danza es zapoteca y narra la conquista a los mexicas, el pueblo mixteco de los Valles Centrales ofreció una impecable muestra de danza y música.
El Jarabe Mixteco de la H. Ciudad de Huajuapan de León fue mostrado con gran agilidad, la antesala del jarabe fue la Canción Mixteca, la cual hizo brotar los sentimientos más profundos de aquellos que presenciaron tan bella interpretación; Flor de Piña de San Juan Bautista Tuxtepec engalanó la tarde con sus 36 bellas mujeres, haciendo que los gritos y aplausos de mas de 11 mil personas hicieran vibrar la capital del estado.
Las chilenas mestizas de la Costa fueron presentadas por Santiago Jamiltepec, picardía y belleza que entre faldas de colores y mascadas al viento marcaron el comienzo de la recta final de la Guelaguetza 2017; del Istmo de Tehuantepec se presentó San Pedro Huilotepec, comunidad que regresa a las fiestas tras un año de ausencia con las celebraciones de la dejada de luz de la novia, tradición en donde se narra la boda de la tierra de palomas entre bendición, recorridos de los novios, la tornaboda y la alegría de la unión de dos familias.
El gran cierre de la Guelaguetza 2017 corrió a cargo de las Chinas Oaxaqueñas de Casilda, mujeres del barrio de China de la Ciudad de Oaxaca que con gusto mostraron el recorrido de calenda y Jarabe del Valle con el que entre pirotecnia en el escenario y en el cielo cerraron la máxima fiesta.
Fue así que tras dos lunes y 4 funciones de Guelaguetza, 48 delegaciones de las 8 regiones de Oaxaca dieron vida a la edición 85 de la Guelaguetza en donde más de 44 mil personas fueron testigos de la cultura del estado en la rotonda de las azucenas.
Información: Antonio Aquino / Fotografías: Daniel Garo
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